Me echan en cara que tengo el blog abandonado, y no les falta razón. Pero tengo mis motivos. No es el principal de ellos el llevar casi cinco meses con una ciática que no remite y estar en la larga y tediosa lista de espera de nuestro querido SCS. Una espera que a menudo desespera. No es el principal motivo, repito, pero tampoco ayuda al buen humor.
En estos días ha habido muchas noticias sobre las que reflexionar, pero cuando he intentado escribir algo he sufrido algún ataque de bilis y he preferido dejarlo estar, porque las ideas que venían estaban cargadas de mala leche y no valía de nada contar hasta cien.
No sé si es mi estado de ánimo o simplemente que el panorama es objetivamente desolador. Después de la resaca del Mundial y su espejismo de unidad nacional en torno a algo tan intrascendente como el fútbol, regresa la verdadera realidad.
Los años de gobierno de este ignorante iluminado, cuyo único bagaje intelectual es un carro de tópicos del ideario más rancio del progre trasnochado, están dejando los cimientos del estado en amenaza de ruina inminente.
Leer por las mañanas cualquier medio de comunicación serio es la mejor forma de entrar en depresión. No sólo por el desastre que se cierne sobre nuestra economía, sino por muchos otros aspectos.
Hoy nos desayunamos con ese proceso de acercamiento de presos “arrepentidos” de ETA al País Vasco. Una nueva vuelta de tuerca de nuestro lamentable paisano Rubalcaba, que viene a demostrar que hay concesiones injustificables que sólo pueden entenderse dentro de un proceso de negociación que suponíamos, quizás erróneamente, liquidado.
Tampoco da para muchas risas el espectáculo de una Cataluña liberticida, donde las instituciones hacen bandera de cualquier aspecto que intente liquidar los lazos que nos unen. No es fácil creer que quienes dicen que un feto es un ser vivo, pero no humano, se preocupen tanto por los derechos bovinos. Ni se entiende muy bien esa corriente que defiende a estos animales, pero se despreocupa de aquellos que no son un hecho cultural español. Seguirán comiendo butifarra y paté, sin preocuparles la crueldad de la matanza del cerdo, ni la tortura de los patos para engordarles hasta que les revienta el hígado.
Hay que estar muy ciego para no ver hasta qué punto quienes hoy dirigen el PSOE (que bien haría quitándose la “E” del nombre) están colaborando en el desmantelamiento del Estado.
Y también les animo a quitarse la “O” de obrero (que en realidad podrían haber quitado hace ya muchísimos años). Jamás creí llegar a ver a un partido que se dice “socialista” (aunque les animo a quitarse la “S” del nombre, porque realmente no pinta nada), sacar adelante y en solitario una reforma laboral que supone un verdadero atentado a los derechos de los trabajadores. Si esto lo hace la derecha las calles estarían ardiendo.
Hay que ver la de veces que he tenido que aguantar referencias de esta progresía al “decretazo” del gobierno de Aznar. Una nimiedad al lado de lo que aquí se contempla.
Y en Cantabria la cosa no está mejor, con Revilla intentando convertir en triunfo su absoluto desastre, acudiendo de nuevo al engaño, a los plazos imposibles, y a las nuevas promesas que nadie se cree. ¡Todavía tiene la caradura de pedir al Iñigo de la Serna que arrime el hombro!.
Hay que recordar a este señor que la honestidad no se ciñe sólo a “no meter la mano en la caja”. La honestidad consiste también en decir la verdad o en no cambiar privilegios personales (el sillón y el bastón de mando) por los derechos de la región. Quien contribuye a un engaño general y sostenido a los ciudadanos para seguir en el poder (y vivir instalado en el privilegio) está corrompiéndose, por mucho que no se tipifique como delito. Es moralmente inaceptable.
Igual que acabó el Mundial y con él el sueño de una nación unida, pasará el verano y nos encontraremos con la verdadera realidad de este país y esta región.
Estas y otras razones son las que me impiden escribir como yo querría, con humor y cierto optimismo. Por eso prefiero esperar tiempos mejores o hablar de temas menos trascendentes. Llega agosto y pienso desconectar de forma radical; disfrutar del descanso y de actividades que nada tienen que ver con este panorama lamentable que nos rodea.
Porque todavía hay recorrido y nadie debería infravalorar la capacidad del nefasto Zapatero y sus adláteres para poner las cosas aún mucho peor. Aliados no le faltan, unos para sacar provecho de su debilidad (nacionalistas), otros para sacar renta a su ambición de poder (Revilla). Todos ellos son igual de cómplices de la situación.
Mientras los socialistas desmantelan el estado del bienestar, mientras dan alas a los nacionalistas para desmantelar la nación, mientras protegen los derechos bovinos y se cargan los de los humanos, y mientras sus cómplices provincianos les sostienen a cambio de prebendas, yo me voy a ver a Mark Knopfler y después, de vacaciones.
A ver si así se me pasa el cabreo o si cargo las pilas, que las dos cosas me hacen falta.
Lo único bueno de estos días ha sido leer la opinión de gentes, como el buen Andrés Calamaro, pidiendo que le borren de “progre”, que si lo que hace este gobierno es ser progresista que hace apostasía. Unos cuantos más han dicho cosas similares.
Bienvenido, Andrés, ya has tardado en ver las cosas como son. Más vale tarde que nunca. Los arrepentidos de la “ceja” se deben contar por millares, porque en estas cosas, como en los icebergs, sólo aflora una pequeña porción, la de los más valientes.