Mamá, quiero ser artista (subvencionado)

Ayer se entregaron las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes en Santander, y Miguel Bosé, artista (¿!) galardonado, tomó la palabra en nombre de los premiados y lanzó un discurso que tiene tela.

Aprovechó el artista (¿!) para hacer una serie de reivindicaciones y una serie de afirmaciones que son, como mínimo, sorprendentes.

Dijo Bosé que los artistas están al borde de quedarse huérfanos, y que son una especie en extinción como el oso polar o los linces ibéricos. No se refería, como cabría suponer, a que lo que realmente está en peligro de extinción en nuestro país es el talento.

En primer lugar, la comparación con los osos polares o los linces puede ser sumamente molesta para esos pobres animales, que tienen la decencia de no enfundarse unas mallas y cantarnos “Don Diablo”, ni tienen el valor de autocalificarse como “honestos, coherentes, intuitivos, audaces, malditos, incómodos y necesarios como el aire”.

Un oso polar en mallas cantando horteradas, con todo, tendría un punto de interés. De los humanos se espera algo más, al menos para que se les reconozca como “depositarios de nuestra identidad”.

Lo de “huérfanos” no crean que era una llamada al cariño, sino más bien una petición de más paga. Como los hijos egoístas, no quieren quedarse huérfanos por si les falta el afecto, sino por si les falta quien les pague los vicios.

En el siguiente video Los Ronaldos cantaban también a la «tristeza de ser huérfanos»:

Yo, personalmente, estoy dispuesto a entregarles todo mi cariño incondicional, incluso perdonándoles su habitual producción de truños incomestibles, pero si hablamos de dinero, dadas las circunstancias, yo soy más proclive a que nos ocupemos de esos otros huérfanos, los de los EREs, los de Bridgestone –por ejemplo- y tantos millones más, que no saben cómo podrán vivir en el futuro, aunque Revilla crea que muchos de ellos están esperando el finiquito para irse al bingo.

Bosé, ese “peaso de artista” (¿¡),  pone como ejemplo a Francia, país que es especialmente celoso de proteger a sus artistas y su cultura, motivo por el cual está, en ese sentido, en franca decadencia.

De hecho, al igual que nos ocurre a nosotros, el cine francés o la música francesa, en rarísimas ocasiones traspasa sus fronteras. La figura del artista funcionario, o del artista financiado por el Estado, es el camino más corto hacia el adocenamiento.

No pidió Bosé más infraestructuras culturales, ni más oportunidades para los nuevos creadores, sino que pidió “mimos” para los artistas, mimos que sonaban a mimos de prostituta, porque mucho me temo que esos mimos se traducen a euros.

Yo soy más partidario del modelo anglosajón, tanto del norteamericano como del británico, donde la industria compite “a calzón quitado” en el mercado, y donde el talento es un factor competitivo.

Bastante tenemos ya los españoles con pagar millonarias subvenciones para la producción de películas que nadie ve, o que ni llegan a estrenarse, porque son onanismos mentales de sus autores que a nadie le interesan. Artistas de genio tan complejo que nadie es capaz de descubrirlo, excepto éllos mismos y, a lo sumo, sus abuelas.

Bastante tenemos con pagar un canon cada vez que compramos un ordenador o un soporte de almacenamiento, aunque sea para copiar películas americanas o nuestros propios trabajos, ya que copiar películas españolas o música patria, es una práctica especialmente minoritaria.

Bosé quiere más euros (más mimos) para los artistas patrios y yo me pregunto  de dónde se saca el título de artista para cobrar la parte correspondiente, porque yo conozco bastantes artistas de verdad y la mayoría no se comen ni los mocos. La vida es así de dura.

Luego pasa lo que pasa, que los “artistas” como Bosé son audaces, malditos e incómodos cuando les recortan la pasta, y dejan de serlo cuando les dan mimos. Mimos que pagamos los ciudadanitos, con nuestros sueldos y, en el caso de los parados, con lo que no se gastan en el bingo.

Yo prefiero dar mimos al “currela” de la construcción que perdió el trabajo, para que vuelva a subir a un andamio y nos deleite con su arte, a menudo muy superior que el de los artistas protegidos, como sabe cualquiera que haya pasado cerca de una obra.

Y si no se puede rodar la ultimísima creación introspectiva sobre la Guerra Civil Española por falta de financiación pública, seguro que no lo vamos a echar en falta.

4 comentarios

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4 Respuestas a “Mamá, quiero ser artista (subvencionado)

  1. Esta gente se ha dedicado a vivir del cuento la mayor parte vida. ¿Cómo se puede llamar artista a Bosé? Si se tiro un montón de años sin sacar un nuevo disco… ¿Y encima tiene la cara tan grande de pedir aún más dinero? Yo a este le diría lo que le dijo Guti a Pellegrini en el partido contra el Alcorcón…

  2. «Los “artistas” como Bosé son audaces, malditos e incómodos cuando les recortan la pasta, y dejan de serlo cuando les dan mimos».

    Eso mas el modelo anglosajon parece mas justo.

  3. rojoyverde

    Personalmente, no sé qué me molesta más, si Bosé & Cía. pidiendo más dinero, o el torero «rosa», insinuando que Zapatero (y supongo que el resto de ciudadanos) era «poco español» por no ir a los toros.

    Panda de mantenidos.

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